en un barco de percal,
es marinero de albero
que recoge en la tarde
luz de azabache y coral.
Iza velas de franela
que el viento orgulloso
las llena de soledad,
y este pirata honrado,
en la proa de su arte,
bebe los vientos zaínos,
en un alarde de arrojo,
con fe, pasión y verdad.
Juan José Padilla
jerezano y hombre cabal,
que, hoy, es ejemplo
para una España rota
que se quiere levantar;
este pirata torero
que sabe qué es batallar,
se erige en ejemplo vivo
del coraje, de la fuerza
que todo hombre necesita
para superar, con alma,
la oscura adversidad
y dejar, con mucho temple,
que en la tarde morena
una luna de triunfo
bañe su ajado rostro
con luz de felicidad.
Marinero de albero,
¡Juan José Padilla!,
que con valor y salero,
dejas, ciclón de Jerez,
sin mover las zapatillas,
lances de puro embrujo
para que toda alma vuele
las olas de seguiriyas
que el mar de la vida impone.
Marinero de albero,
¡Juan José Padilla!,
que con valor y salero,
dejas, ciclón de Jerez,
sin mover las zapatillas,
lances de puro embrujo
para que toda alma vuele
las olas de seguiriyas
que el mar de la vida impone.
Pablo
Permíteme la expresión:
¡Ole tus dídimos Padilla!
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