martes, 2 de abril de 2013

LA MUERTE DEL TORO BRAVO EN EL CAMPO

Esta mañana se ha muerto,
bajo aquel lentisco grande
que da al camino del soto,
el toro que en los "mimbrales"
tropezaron los vaqueros,
casi sin vida, ayer tarde.
                                                                         
¡Qué poco se defendía
el toro en aquel instante!

JUAN BELMONTE

¡Cómo pudo, cómo pudo
con un torero tan grande
un torillo tan menudo!

Los pitones van torcidos,
el plomo marcha derecho;
aquellos te hirieron tanto,
éste, una vez, y estás muerto.

¡Cómo pudo, cómo pudo
con un torero tan grande                   
un torillo tan menudo!

En el silencio del cuarto
-soledad del redondel-,
tú, y un torito de plomo
pequeño, que ni se ve;
y una arrancada de pólvora,
una cornada en tu sién,
y tu muerte en la pasmada
soledad del redondel.
Un hilo manso de sangre,
sin posible enfermería,
poco a poco se cuajaba,
roja escarcha, en tu mejilla.

¡Cómo pudo, cómo pudo
con un torero tan grande
un torillo tan menudo!

O es que, cuando aquel torillo
de lumbre te dejó frío,
ya estabas tú empitonado
por el toro del hastío...?
Qué corrida de amargura
bajo tu frente abatida;
qué toros de sinsabor
en la plaza de la vida,
qué toros de sinsabor
andaban dando cornadas
dentro de tu corazón...?

¿Acaso quisiste huirle
-qué tremenda única vez-
a ese toro, con frecuencia
marrajo, de la vejez?

CHUFLILLAS AL NIÑO DE LA PALMA

¡Qué revuelo!
¡Aire, que al toro torillo
le pica el pájaro pillo
que no pone el pie en el suelo!
¡Qué revuelo!
                                                                       


Ángeles con cascabeles
arman la marimorena,
plumas nevando en la arena
rubí de los redondeles.
La Virgen de los caireles
baja una palma del cielo.

¡Qué revuelo!

lunes, 1 de abril de 2013

COMO SEIS SOMBRAS

Como seis sombras oscuras,
como seis noches de invierno,
a la espera de un abril,
están los seis toros negros.
                                                                     
Seis lunas tendidas brillan
sobre la testuz rizada,
seis alfanjes, seis floretes,
seis puñales, seis navajas.

En el cercado campero,
al acecho de las vacas,
seis toros negros, cuatreños,
sueñan morir en la plaza.

Sobre la arena dejaron
muestras de su sangre brava;
                                                                            

ya van al desolladero,
los llevan mulas castañas.





Eduardo Bonet Molina

sábado, 30 de marzo de 2013

EL PASE NATURAL

Natural, escultural.
El brazo tenso, una cuerda de violín,
haciendo de la mano izquierda un jazmín,
lentamente su camino,
entre el cuerno y el destino,
lento, breve, quieto, fino,
con elegante alegría.
Eso es toda Andalucía.
Entre la vida y la muerte, la suerte,
ligera como una flor o un cristal.
Y el peligro y el valor y la trampa:
¡Natural!


José Mª  Pemán

lunes, 25 de marzo de 2013

AL DUQUE DE PINOHERMOSO

¡Qué crujiente maravilla

armoniosa se encadena!...


Brota el jinete en la silla

y, ya centauro, la arena

convierte en luz amarilla

su cruda sombra morena.
                                                                   


Siente la doble cuchilla

asediándole, y resuena

un negro furor de arcilla

y un grito de negra pena.


La gracia, pura y sencilla,

arma la marimorena;

y un rejón celeste humilla

la muerte y la desordena.


En torno al jinete anilla

la tarde su luz más plena.


Victoriano Crémer

domingo, 24 de marzo de 2013

POEMAS TAURINOS DE JOAQUIN SABINA

Ole por el artista ubetense


A JOSÉ TOMÁS

Joaquín Sabina a un gran torero


sábado, 23 de marzo de 2013

PARÁBOLA

Fue una tarde de toros, hace muchos años, en la plaza “El Toreo”, cuando aún estaba en La Condesa. Y digo que fue hace muchos años, porque el toro, a quien acababan de dar la puntilla, pesaba sus arrobas, al grado de que las tres mulillas uncidas al balancín no acertaban a arrastrarlo.
 
El público, primero con indiferencia y después con crecientes expresiones de burla veían a los monosabios fracasar una y otra vez en su intento.
En los tendidos empezó a concentrarse una vez, que la repetición convertía en clamor: ¡Simón, Simón, Simón! Simón el monosabio no solía intervenir en las faenas de arrastre, a cargo de segundas manos, y no se hallaba cerca. Al oír que el público llamaba, cruzo paso a paso el ruedo, sin quitar la vista de la escena. Apenas llego al sitio, ordeno que quitaran a una de las mulillas.

DECLARACIONES APÓCRIFAS

Raúl Orozco
Que la muerte me tome por asalto.
Pero yo no me rinda,
que me entregue,
que baje la guardia…
Jamás de los jamases.
Que la muerte me tome por asalto
Y ni así será enteramente mi dueña.

Declaraciones Apócrifas II
Raúl Orozco
Nunca averigüé
Si fui ingenuo
o alguien con demasiado talento
como para poner los pies
sobre la tierra.

Temas sugeridos

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...